LA BOTELLA DE JOHNNIE WALKER
Era el primer jueves del curso académico universitario en Granada. Ese día es cuando por única vez la gente empollona y que no ve la luz de la luna durante todo el año sale para hacer botellón.
Al grano. Íbamos mi amigo Daniel de Guadix y yo para comprar el botellón de esa noche. Primero hicimos una parada en el Día y compramos una botella de J&B. Al no haber otro whisky decidimos ir a una tienda de licores llamada Licoreto para comprar un

Todo era normal cuando íbamos hacia nuestros respectivos pisos, hasta que en un semáforo mi amigo me dijo de cruzar y yo le respondí que seguía recto. Esa fue la clave.
Yo llevaba la bolsa de la botella en la mano y justo al dársela le dije: "Bueno, cruzo contigo el semáforo". Al decirle eso, él retiró la mano y yo solté la bolsa demasiado rápido, por lo que la botella... ya os lo podéis imaginar. Quedó hecha añicos la botella en el suelo y el whisky derramado, fluyendo entre los surcos de los cuadros de la acera.
La primera reacción fue mirarnos los dos a la cara con la boca abierta y sin creérnoslo. Mi amigo tocó la bolsa con delicadeza por si no se hubiera roto y al tocarla se oyeron los cristales. Todo hecho mierda.
Con lo que nos había costado hacer cuentas: "Si compramos dos botellas hay que poner tanto" "Este no ha puesto, le pongo yo y luego me lo da". Ahora teníamos que comprar otra botella y para colmo no nos quedaba dinero. Tuvimos que juntar hasta las monedas mierdas de 5 céntimos y al final compramos otra de J&B en el Día.
Esa es la verdadera historia de la botella de Johnnie Walker. Otras historias son imitaciones o plagios falsos.
Recordando esta historia, un abrazo a Daniel de Guadix.